Por Luis Enrique Díaz RojasMucho se oye hablar del retrógrado y todos los demás calificativos que se le pueden poner al llamado embargo de Estados Unidos a Cuba, el cual no no es más que el asesino bloqueo que en todos los sentidos le ha impuesto a nuestra isla socialista.
Es como si por obra y gracia del Señor, y que me perdone Díos, dictan cada vez que se le ocurre un nuevo mandamiento de los tantos impuestos por la inquisición de turno que gobierna el gran imperio yanqui, como de costumbre metiendo las narices de fuego en otras partes del mundo.
Obama, mister Estados Unidos, comunicó en una de sus pasarelas de falsa política, que a partir del primero de agosto se prorrogaría por seis meses más la suspensión del Capítulo III de la ley Helm-Burto, que trata sobre el castigo a las entidades extranjeras que inviertan o negocien con supuestas propiedades norteamericanas confiscadas por el gobierno cubano. Esta “buena” propuesta de la impresión de una flexibilización del Bloqueo, pero y qué con lo demás.
El universo mediático se hace eco por estos días de una nueva maniobra para limitar viajes desde EE.UU. a Cuba, enmienda aprobada por el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes del gran imperio o de la incautación de cuatro millones 200 mil dólares al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria para tres proyectos de cooperación con nuestro país, que sin chovinismo ha demostrado excelentes resultados en el tratamiento a estas enfermedades, sin costo alguno para quienes las padecen.
Otra huella más reciente del endiablado bloqueo es que la red social de internet Facebook, que reúne a unos 750 millones de seguidores, organizó un concurso de expertos informáticos del que marginó nada más y nada menos que a Cuba y otros países, bajo presiones del gran dictador Estados Unidos.
Es como si esa amañada política yanqui de más de cinco décadas hacia la isla caribeña, subiera y bajara como un cachumbambé, pero sólo para hacer maldad.
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